En general, la población adolescente que ha tenido relaciones sexuales no utilizó métodos anticonceptivos durante su primera relación, lo cual incrementa la posibilidad de embarazos. (Perfil del comportamiento sexual en adolescentes mexicanos de 12 a 19 años de edad: resultados de la ENSA 2000, GONZALES, Carlos, 2005).
De las experiencias adversas en la infancia y/o adolescencia, que pudieron estar en el origen o haber sido un factor iniciador para el desarrollo de un embarazo adolescente, fueron significativas haber convivido con un adulto cercano con problema de abuso del alcohol y haber sido víctima de descuido, abuso físico, emocional o sexual. (Estudio de casos y controles en un grupo de mujeres embarazadas con experiencias adversas en la infancia y/o adolescencia e infecciones de transmisión sexual, GONZALES, Itzel et al. 2008).
Se evidencia la necesidad de investigar sobre métodos de educación sexual y reproductiva que puedan introducirse en el sistema escolar desde el nivel primario. (Embarazo no deseado en adolescentes, y utilización de métodos anticonceptivos posparto, NUÑEZ, Rosa et al. 2005).
La percepción de la dinámica familiar, la relación entre los padres, y las relaciones afectivas con la madre y el padre, se asociaron directamente con la presencia de malestar psicológico en adolescentes propensas a embarazo. (Percepción de las relaciones familiares y malestar psicológico en adolescentes embarazadas, DIAZ, Edgar, 2006).
La intervención conductual representa un importante esfuerzo en la promoción de conductas sexuales seguras en adolescentes mexicanos. (Intervención para reducir riesgo en conductas sexuales de adolescentes: un ensayo aleatorizado y controlado, GALLEGOS, Esther, 2008).
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